Siempre pensé que tras dos años cayendo y levantándome, no me volvería a caer. Pensé que había comprendido el funcionamente de ese mecanismo, que las piedras te hacen tropezar y acabas de morros contra el suelo.
Ahora ya caminas por una superficie lisa, me decía a mí misma. Pero al tiempo descubrí que estaba tropezándome a c.i.e.g.a.s, sin darme cuenta. Puede que las piedras no fuesen ni tan grandes ni tan afiladas, pero allí estaban.
Entonces, me pregunté, ¿por qué tienes que intentar saltarlas? ¿y si se trata de caer y aprender con la caída?
Y así continué andando, sin tener en cuenta la meta al final del camino, solo disfrutando de éste.
[Y tú, ¿qué tienes que decir de tu vida hasta este instante?]
(Siento mucho haber estado taaaan desaparecida, ha sido un verano intenso, en el que he querido hacer todo lo que he podido hasta que se me ha agotado el tiempo.
Además, me mudo de ciudad y, madre mía, quien iba a decirme a mí la de cajas y cajas que acabas empaquetando cuando te vas de casa... ¡Cuantos años acumulando cosas! y después, todos los viajes para llevarlas hasta la nueva ciudad.
Y vuestro verano, ¿cómo ha sido? ¿dónde habéis estado? :) espero que os haya ido genial.
Gracias por haber continuado pasando por el blog y preguntando por mi paradero, me ha hecho muchísima ilusión)