jueves, 2 de septiembre de 2010

Recaídas


Siempre pensé que tras dos años cayendo y levantándome, no me volvería a caer. Pensé que había comprendido el funcionamente de ese mecanismo, que las piedras te hacen tropezar y acabas de morros contra el suelo.
Ahora ya caminas por una superficie lisa, me decía a mí misma. Pero al tiempo descubrí que estaba tropezándome a c.i.e.g.a.s, sin darme cuenta. Puede que las piedras no fuesen ni tan grandes ni tan afiladas, pero allí estaban.
Entonces, me pregunté, ¿por qué tienes que intentar saltarlas? ¿y si se trata de caer y aprender con la caída?
Y así continué andando, sin tener en cuenta la meta al final del camino, solo disfrutando de éste.

[Y tú, ¿qué tienes que decir de tu vida hasta este instante?]

(Siento mucho haber estado taaaan desaparecida, ha sido un verano intenso, en el que he querido hacer todo lo que he podido hasta que se me ha agotado el tiempo.
Además, me mudo de ciudad y, madre mía, quien iba a decirme a mí la de cajas y cajas que acabas empaquetando cuando te vas de casa... ¡Cuantos años acumulando cosas! y después, todos los viajes para llevarlas hasta la nueva ciudad.
Y vuestro verano, ¿cómo ha sido? ¿dónde habéis estado? :) espero que os haya ido genial.
Gracias por haber continuado pasando por el blog y preguntando por mi paradero, me ha hecho muchísima ilusión)

martes, 25 de mayo de 2010

No se vive solo de ilusiones.



Intenta derribar sus fronteras, te estará esperando sentada al otro lado. No hay prisas, tómate tu tiempo, saborea piedra a piedra.
Peca de soberbia y se acontenta pensando que ésta vez ella es más f.u.e.r.t.e. No vas a conseguir hacerla caer, no puedes. Ya no tienes esa fuerza sobre ella, así que no pierdas el tiempo.
Intenta escalar su muro, vas a resbalarte una y otra vez, no hay salientes en las que puedas agarrarte.
Llora, no vas a hacer que parpadee.
No te arrodilles ante ella ni supliques, aprovechará para paladear tus desgracias.

[Porque la vida ha sido mala y ella solo está adaptándose]

miércoles, 19 de mayo de 2010

Bailemos


Nuestras respiraciones subiendo y bajando
como en una escala musical.
Tus manos arrancándole notas a mi piel con cada caricia,
melodías que se escapan de mis labios cada vez
que susurras contra mi cuello.
Gemidos que se pierden entre las sábanas y risitas nerviosas y juguetonas.
Miradas que tararean verdades que solo nosotros conocemos.

¿Quién necesita palabras cuando estamos envueltos de tanto sonido?
[hagamos m.ú.s.i.c.a]

miércoles, 12 de mayo de 2010

Mis más y menos



Quiero que abras la caja de Pandora que escondí en el fondo de mi pecho y que rebusques en su interior. Atraviesa la cerca de espino que la rodea y dale dos vueltas de llave.
Descúbrela y asómate poco a poco, deja que los secretos se abran paso a ti, empápate de ellos.
Quiero que conozcas mis mayores misterios, mis verdades más oscuras.
Déjame que te lo muestre todo, que sople el polvo que se ha acumulado sobre mi pasado. Necesito que sepas que soy humana, que hago daño, que tengo mal humor, que me enfado y me pongo caprichosa. Quiero que sepas que he hecho cosas crueles, y que de muchas no me arrepiento.
Mírame así, tal y como soy, con todos mis defectos y las cualidades que encuentres.
Quiero que me quieras, pero que lo hagas así, conociendo mis s.o.m.b.r.a.s.
Y si al final, decides quedarte con la mezcla que me forma, puedes guardar la llave, ya no voy a quererla.

[Pregunta, pregunta.]


lunes, 10 de mayo de 2010

El principio del camino


Me gustan muchísimo los pequeños detalles. No puedo evitar recordarlos una y otra vez cuando no estás a mi lado.
Son esas pocas noches a la semana en las que no puedo dormir porque estás a cien kilómetros de aquí y la cama me parece demasiado grande y fría, entonces, rememoro cada uno de esos pequeños detalles y la opresión que me palpita en el pecho por echarte de menos parece volverse más ligera.
Me encanta, sobretodo, recordar tu risa. Todas las veces que intentas contarme algo que te ha pasado y, antes de que hayas logrado decir diez palabras, ya te estás riendo a carcajadas, empiezas a decirme "espera, espera" y vuelves a empezar la historia, pero de nuevo no eres capaz ni de llegar a la mitad. Y puede que tardes un buen rato en contármelo entero, pero a los dos minutos yo ya me estoy riendo, porque es inevitable que no me contagie cuando te escucho reír con esa felicidad.
Te n.e.c.e.s.i.t.o tanto. Que me abraces por la espalda, que note tu respiración en mi oreja, que me acaricies el pelo de la forma en la que tanto me gusta.
Quiero besarte ese hoyuelo que me encanta, y perderme en tus ojos que un día son de un color y al siguiente de otro.

[Y ya han pasado seis meses desde que nos caímos en esta locura, pero sólo es el principio.]

Pregunta, que yo te respondo.


lunes, 3 de mayo de 2010

Quiérete


Se me humedecen los ojos cada vez que escucho cómo hablas de ti misma. Se me mezcla la rabia, el odio y el desaliento.
No te imaginas lo que es verte con esa expresión grabada en el rostro y que no nos dejes tenderte una mano. ¿Es que no te quieres ni siquiera un poco? Me entran ganas de gritarte muy fuerte cada vez que dices que nadie más te querría, nadie a parte de él.
¿De verdad piensas que él te quiere? ¿Crees que cada vez que te chilla te lo está demostrando? ¿Que esas marcas que rodean tus brazos son muestras de su amor?
Y por favor, no me digas que es tu culpa, que tú le provocas, que si no fueses celosa, o preguntona, no sucedería. No quiero ni oirte decir algo así.
¿Quieres ésta vida? Esto solo es el principio de un espiral demasiado oscuro, y ya te está absorbiendo. Vas a vivir anulada, temiendo que cualquier palabra tuya pueda desatar una guerra. Tú siempre has querido tener hijos, ¿también quieres esta vida para ellos?
¿Quieres que tu historia acabe un mediodía en algún telenoticias que te dedique tres minutos?
Tienes toda una vida por delante, tienes que vivirla, reírte muy fuerte cada vez que te apetezca hacerlo, y no tener miedo. Nunca debes tener miedo.
Ahora estás asustada, pero vamos a darle portazo a esas sombras que te acechan, no vamos a permitir que vuelvan a acercarse a ti. Si te has quedado sin voz, nosotros gitaremos por ti hasta que la recuperes.
Vamos a agarrarte muy fuerte, aunque no quieras, no vamos a soltarte. Tocaremos fondo, y volveremos a salir a flote, nadie va a dejar que te ahogues. Nosotos te queremos, pero ahora también debes aprender a quererte tú.


lunes, 19 de abril de 2010

Ganando batallas





- Algún día vas a arrepentirte de sacarme la lengua. - me miras serio e intentas sonar amenazador, pero en tus ojos brilla la risa.
- Oh, ¿sí? ¿Y qué piensas hacerme? - me río y te vuelvo a sacar la lengua, como si tuviese cinco años, me quedo así varios segundos, desafiándote.
- Te la voy a m.o.r.d.e.r.
- ¿A morder? ¡No, por favor, qué cruel! - resoplas, porque te hablo en ese tonillo sarcástico que tan poco te gusta. Pero a mí me encanta hacerte rabiar, y sé que tú también disfrutas haciéndome enfadar.
En dos pasos largos has llegado hasta a mí y me he quedado acorralada entre tu pecho y la pared. Noto el frío de las baldosas pegado a la piel de mis brazos, y tenerte tan cerca me provoca escalofríos. ¿Tienes idea del caos que estás desatando en mi interior?
- Yo ya te he avisado, luego no quiero quejas. - sonríes a escasos centímetros de mi boca, con esos labios que me parecen tan tremendamente apetecibles.
- ¿Te estás echando para atrás, valiente?
Tu risa vibra en mis labios, y sigues allí, cerca de mí pero aún demasiado lejos. Tiemblo tanto que estoy segura de que los vecinos pueden notarlo. Pegas tu boca a la mía y se me escapa un suspiro. Y nos aventuramos en esa batalla de besos en la que los dos ganamos.


[si vas a morderme así,
hazlo s.i.e.m.p.r.e que quieras]