lunes, 19 de abril de 2010

Ganando batallas





- Algún día vas a arrepentirte de sacarme la lengua. - me miras serio e intentas sonar amenazador, pero en tus ojos brilla la risa.
- Oh, ¿sí? ¿Y qué piensas hacerme? - me río y te vuelvo a sacar la lengua, como si tuviese cinco años, me quedo así varios segundos, desafiándote.
- Te la voy a m.o.r.d.e.r.
- ¿A morder? ¡No, por favor, qué cruel! - resoplas, porque te hablo en ese tonillo sarcástico que tan poco te gusta. Pero a mí me encanta hacerte rabiar, y sé que tú también disfrutas haciéndome enfadar.
En dos pasos largos has llegado hasta a mí y me he quedado acorralada entre tu pecho y la pared. Noto el frío de las baldosas pegado a la piel de mis brazos, y tenerte tan cerca me provoca escalofríos. ¿Tienes idea del caos que estás desatando en mi interior?
- Yo ya te he avisado, luego no quiero quejas. - sonríes a escasos centímetros de mi boca, con esos labios que me parecen tan tremendamente apetecibles.
- ¿Te estás echando para atrás, valiente?
Tu risa vibra en mis labios, y sigues allí, cerca de mí pero aún demasiado lejos. Tiemblo tanto que estoy segura de que los vecinos pueden notarlo. Pegas tu boca a la mía y se me escapa un suspiro. Y nos aventuramos en esa batalla de besos en la que los dos ganamos.


[si vas a morderme así,
hazlo s.i.e.m.p.r.e que quieras]

jueves, 15 de abril de 2010

Como si fuera ayer.


Te llevo cosido al alma. Te has abierto camino, puntada a puntada.
Recuerdo perfectamente la primera vez que hablamos, viniste a pedirme fuego, te ofrecí mi propio cigarro como encendedor. Tú, con el pitillo entre los labios, mientras yo aguantaba el mío contra el tuyo. Clavabas tu mirada en la mía, como si quisieras derretirme, y me estabas poniendo tan nerviosa que el pulso empezó a temblarme. No había quien encendiese aquel cigarro. Tú te reías mientras mi mano iba bajando más y más, y casi acabaste de rodillas en el suelo. Nuestros amigos nos miraban, divertidos. Yo no lo encontraba gracioso. Al final, logramos encenderlo, y hablamos un rato, entre calada y calada.
No te imaginas lo ansiosa que estuve durante aquella semana, ni la opresión que se me instaló en el pecho cuando volví a verte, bajo las luces parpadeantes de la discoteca. Ya sé que no lo demostré, y que hasta puede que fuese un poco ruda contigo, pero temía que en cualquier momento se me escapase que llevaba días s.o.ñ.a.n.d.o con volverte a ver. ¿Qué esperabas? Estaba segura de que me tacharías de loca, ni siquiera sabía tu nombre.
Y ahora, cinco meses después, te has convertido en alguien tan importante para mí que ya no imagino una rutina en la que tú no estés. Si alguien me hubiese dicho que esto iba a pasarme, me hubiese estado riendo durante días.
A veces creo que podría reconocerte en cualquier parte, que podrían pasar doscientos años y nosotros nos encontraríamos de nuevo. Puede que tú no tuvieses ese pelo rubio en el que me gusta enterrar los dedos, ni esa sonrisa con hoyuelo incluído, pero estoy segura de que tan solo me haría falta m.i.r.a.r.t.e a los ojos para saber que eres tú. Que te tengo tatuado en cada resquicio de mi ser.

[solo tú me arrancas sonrisas tan grandes]



lunes, 12 de abril de 2010

Dejemos de querernos con estrategias



Deberíamos ponerle un punto y final a esta historia, ¿no crees? Dejar de perder el tiempo y centrarnos en una verdad que está a punto de estallarnos en la cara.
Los sentimientos se rompen, se desgastan, afrontémoslo. Puedes creer que soy una cobarde porque ya no tengo ganas de luchar, pero no es así, es que simplemente no quiero seguir inviertiendo fuerzas que me roban el aliento en una batalla que ya hemos perdido. No quiero seguir luchando tan solo para ponerle un parche a un afecto que ya está marchito. ¿Quieres remendarlo y crear un triste reflejo de lo que fue? Yo no. No puedo soportar la idea de que ambas usemos todas nuestras armas y que al final tan solo acabemos odiándonos.
Dejémoslo así, ahora que aún somos capaces de sonreírnos con cariño cuando nos vemos, de recordar con anhelo todas las aventuras que vivimos, la a.m.i.s.t.a.d que nos unió. No quiero que llegue el día en que tenga que girar la cara porque me duela mirarte.
Sé que es egoista por mi parte decir que te quiero después de todo esto, pero es así. Y prefiero no arriesgarme a tirar por la borda lo poco que nos queda. Las dos sabemos que no podemos formar un presente debido al pasado, pero no quiero apostar contra el futuro.
Quiero abrazarte una vez más sin pensar que puede que sea la última.

[dejemos que las cosas se muevan
sin obligarlas a caminar]

martes, 6 de abril de 2010

Palpita



Y cuando vuelvo a tenerte, el tiempo se calla. Pero entonces pasa demasiado rápido.
Te has metido bajo mi piel y campas a tus anchas, dejando tu huella por allá por donde pasas. Y ahora ni si quiera puedo dormir cuando no es contigo, sin tu brazo rodeando mi cintura, y sin el sonido de tu corazón palpitando debajo de mí.
¿Cómo describir estos días contigo? Creo que aún estoy allí, sentada en la arena, apoyada en tu pecho mientras tú susurras cosas en mi oído que hacen que se me acelere el pulso. Tú y yo, con las olas intentando llegar hasta nostros, con la luna observando nuestros movimientos.
¿A caso podía pedir unas vacaciones mejores? Playa, sol y tú. Sobretodo tú. Acostarme cada noche a tu lado, comerte a besos hasta que las sábanas dejan de estar frías.

[creas a.d.i.c.c.i.ó.n]