lunes, 8 de marzo de 2010

No lo digas


Se acurruca buscando el calor de su propio cuerpo. No lo encuentra, es como respirar bocanadas de aire helado. Le rompen los huesos, las esquirlas se le clavan en la piel, profundas. Se apoya contra la pared y se deja caer, los pies ya no le aguantan el peso que lleva sobre los hombros. El yeso desconchado del tabique le araña la espalda, pero ella no lo nota, hace años que le dijo a su piel que se volviese de acero. Ella es un caparazón, la armadura de una sombra que se desintegra con el paso de los días.
La maldita voz de su conciencia no se calla, sigue allí dentro, en su cabeza, recordándole la misma frase montones de veces.
No sirves para n.a.da.

No sirves para n.a.d.a.

No sirves para n.a.d.a.

Adopta diferentes tonos, diferentes caras, pero las palabras siguen martilleando con fuerza en su interior, hacen eco dentro de la armadura, rebotan y se repiten sin descanso. No hay silencio para ella.
Se lleva ambas manos a las orejas y aprieta muy fuerte, entonces, grita. G.r.i.t.a expulsando todo el aire que le oprime el pecho, dejando que el sonido ascienda por toda la habitación.
Y sigue siendo tan crédula que de verdad piensa que tapándose los oídos y gritando tan fuerte, va a conseguir ahogar sus pensamientos.

[entonces, es cuando quieres volar y te a.r.r.a.n.c.a.n las alas]

16 comentarios:

  1. No, con gritar, con forzar la voz apenas consigues nada.
    A mí también me gustaría saber cómo hacerlas callar.
    Tal vez se trate de, simplemente, no escuchar. O, quizás, que sea la persona adecuada la que te lo susurre bajito, al oído, y que vaya directo al cerebro y al corazón.

    Perfecto título para una perfecta foto y un más perfecto a la par que real texto.

    Un beso!

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  2. Si, es así, no sé por qué se adelantan tanto en ves de vivir esa tapa hermosa como Dios manda.
    'Y sigue siendo tan crédula que de verdad piensa que tapándose los oídos y gritando tan fuerte, va a conseguir ahogar sus pensamientos.'
    Que buena esa parte, me encantó!

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  3. Me siento totalmente identificada. No sé si escribes de tu punto personal o sólo salió producto de la inspiración, pero cada sensación me reocrrió hace unos meses y no quería hacer otra cosa que llorar y gritar ahsta más no poder, dormir y cuando sentí el momento de luchar lo hice con ganas porqe ya me habia descargado.
    Besos

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  4. Nunca imagine, que me pondría con los ojos vidriosos, con un texto tan agobiante. Esa presion siempre mata y ahoga.

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  5. Aveces sentir ese agobio, dan ganas de abandonar todo, nada llena, nada es lo suficientemente bueno, ni gritar alivia algo de dolor. BUena entrada =) SALUDOS! cuidaate mucho ;;*

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  6. ufff...
    odio esos momentos en los que ni gritar.. ni llorar ni nada evita que tus propios pensamientos te atormenten..
    (sigo preguntandome como consigues tantas cosas en tan pocas palabars...)
    besitos ^^

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  7. La entrada me ha dejado con un snetimiento extraño...
    Dile a "ella" que siga gritando, que quizá eso la alivie un poquito...
    Hermoso texto..

    Un Besoo!

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  8. ¡Bueno, bueno! Anda y que vaya a columpiarse un ratito, que ya verá qué pronto se le pone una sonrisa gigante en la cara.


    (un miau
    de elefante)

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  9. me acabo de poner en esa sensación
    y poco más y me dan escalofríos.

    un saludo ;) escribes muy bien.

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  10. ¿Y por qué dejar que te arranquen las alas?.

    Menudo texto.
    Me dió escalosfrios. Me recuerda a situaciones que vivir...

    Podemos vivir de los sueños. Podemos vivir de nuestros más grandes sueños.
    Solo debemos animarnos.
    ¿Verdad?.

    besos gigantes!

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  11. piensa bien las cosas...quierete :)

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  12. Muy bueno, muy bueno!
    No sé por qué, pero eso de No sirves para Nada, me suena a mí...

    Mr. Black.

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  13. siempre sabremos cómo volver a volar....

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  14. Mmmm voces conocidas por mi conciencia...
    Eso si se me hace familiar:)

    Linda entrada!

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  15. Gritar a veces ayuda, a mí me ayuda. Me desestreso. Y bueno, a veces es imposible ahogar esas malditas voces de la conciencia, pero creo que al final.. lo conseguirá. Todo el mundo vale, o al menos, casi todo el mundo. Seguro que ella también.

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